Probablemente ya vieron o escucharon hablar de "Doce Años de Esclavitud", la elogiada película del cineasta británico Steve McQueen, recientemente galardonada con el premio Oscar por "Mejor Película". En esta oportunidad les hablaré sobre el libro autobiográfico en el que se baso la producción cinematográfica y que fue publicado hace más de cien años.
Se trata de un relato escrito en primera persona por Solomon Northup, un afroamericano nacido en 1808 en Nueva York, que recibió una buena educación y vivió tranquilamente como ciudadano libre durante muchos años. Mientras se las ingeniaba buscando un trabajo decente que sirviera de sustento a su familia, es vilmente engañado para viajar a los estados del sur donde es secuestrado y vendido como esclavo.
Por aquella época, los hombres de piel oscura eran ciudadanos libres en los estados del norte. Se les reconocían derechos inalienables e imprescriptibles, podían transitar sin preocupaciones por doquier, se les permitía votar en las elecciones, formar familia, trabajar y ahorra dinero, comprar casas, campos y animales. Se regían por las mismas prescripciones del hombre blanco. Pero la situación política y social en los estados sureños era sustancialmente distinta. Los hombres blancos despreciaban a los negros, no les reconocían derechos civiles y políticos, y los consideraban meros animales de trabajo que por un inefable capricho de la naturaleza habían aprendido a comunicarse. Una antítesis patente e injusta.
Por aquella época, los hombres de piel oscura eran ciudadanos libres en los estados del norte. Se les reconocían derechos inalienables e imprescriptibles, podían transitar sin preocupaciones por doquier, se les permitía votar en las elecciones, formar familia, trabajar y ahorra dinero, comprar casas, campos y animales. Se regían por las mismas prescripciones del hombre blanco. Pero la situación política y social en los estados sureños era sustancialmente distinta. Los hombres blancos despreciaban a los negros, no les reconocían derechos civiles y políticos, y los consideraban meros animales de trabajo que por un inefable capricho de la naturaleza habían aprendido a comunicarse. Una antítesis patente e injusta.
Solomon fue obligado, sin su aquiescencia, a trabajar duramente y para distintos amos. Conoció de primera fuente el horror, las injusticias y penurias que debían experimentar los negros del sur. Muchos de ellos jamás habían conocido la libertad, nacieron esclavos y morirían esclavos. Otros, en cambio, guardaban firmes anhelos de libertad, sueños desbordantes de esperanza.
El libro describe en detalle el negocio de la esclavitud, el trabajo en las plantaciones de Luisiana, las cosechas de algodón y el cultivo del maíz, las costumbres de la época, las diferentes dimensiones del hombre, con sus rasgos oscuros y perversos, pero también con su lado bueno, reflejándose en su búsqueda de trascendencia y eternidad, en su capacidad de querer y estimar a otros, de vivir fraternalmente, aún bajo las condiciones más humillantes de la existencia temporal.
"Doce Años de Esclavitud" es un libro realmente humano, impregnado de ganas por la independencia personal, por la emancipación. El dolor, la angustia y el sufrimiento se articulan armoniosamente con instantes de exuberante júbilo y alegría. Durante el relato, el recuerdo de su esposa e hijos se suman al inextinguible deseo de Solomon Northup por volverlos a ver. Y todo ello emociona, derriba al lector en impetuosos sentimientos de compasión por el prójimo.
El libro invita además, a esas necesarias pausas que nos sirven de reflexión. "Si supieran lo que siente el pobre esclavo, si conocieran sus pensamientos más secretos, que no se atreve a manifestar en presencia del hombre blanco; si se sentaran al lado de ellos durante la silenciosa noche y hablaran sinceramente de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, se darían cuenta de que el noventa y nueve por ciento de ellos son lo bastante inteligentes como para darse cuenta de la situación y abrigar el amor a la libertad con tanta pasión como ellos" (pág. 161).
Tras su publicación, "Doce Años de Esclavitud" se sumo al impulso renovador iniciado por "La Cabaña del Tío Tom" de la escritora Harriet Beecher Stowe. Ambos libros remecieron los cimientos de la estructura social norteamericana que pronto terminaría en una sangrienta lucha civil. Como es sabido, el enfrentamiento de las dos posturas antagónicas -quienes estaban a favor de la esclavitud y quienes instaban por la causa abolicionista- desencadenó en la Guerra Civil de los Estados Unidos.
Aprovecho de recordar que Chile fue uno de los primeros países del mundo en abolir la esclavitud. En 1811 se decretó la "libertad de vientres y de paso", visionario avance legislativo que permitió que tanto los nacidos en territorio nacional como los extranjeros que pisaran el país, quedaran inmediatamente "libres". Doce años más tarde, durante la dirección gubernamental de Ramón Freire, se dictaría la "abolición de la esclavitud".
En resumen, se trata de un libro excepcional que "respira libertad". Y no hay quien mejor entienda el contenido de la libertad sino aquél que la ha perdido.
Nº de páginas: 272 págs.
Encuadernación: Rústica
Editorial: DeBolsillo
ISBN: 9789563251487
El libro describe en detalle el negocio de la esclavitud, el trabajo en las plantaciones de Luisiana, las cosechas de algodón y el cultivo del maíz, las costumbres de la época, las diferentes dimensiones del hombre, con sus rasgos oscuros y perversos, pero también con su lado bueno, reflejándose en su búsqueda de trascendencia y eternidad, en su capacidad de querer y estimar a otros, de vivir fraternalmente, aún bajo las condiciones más humillantes de la existencia temporal.
"Doce Años de Esclavitud" es un libro realmente humano, impregnado de ganas por la independencia personal, por la emancipación. El dolor, la angustia y el sufrimiento se articulan armoniosamente con instantes de exuberante júbilo y alegría. Durante el relato, el recuerdo de su esposa e hijos se suman al inextinguible deseo de Solomon Northup por volverlos a ver. Y todo ello emociona, derriba al lector en impetuosos sentimientos de compasión por el prójimo.
El libro invita además, a esas necesarias pausas que nos sirven de reflexión. "Si supieran lo que siente el pobre esclavo, si conocieran sus pensamientos más secretos, que no se atreve a manifestar en presencia del hombre blanco; si se sentaran al lado de ellos durante la silenciosa noche y hablaran sinceramente de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, se darían cuenta de que el noventa y nueve por ciento de ellos son lo bastante inteligentes como para darse cuenta de la situación y abrigar el amor a la libertad con tanta pasión como ellos" (pág. 161).
Tras su publicación, "Doce Años de Esclavitud" se sumo al impulso renovador iniciado por "La Cabaña del Tío Tom" de la escritora Harriet Beecher Stowe. Ambos libros remecieron los cimientos de la estructura social norteamericana que pronto terminaría en una sangrienta lucha civil. Como es sabido, el enfrentamiento de las dos posturas antagónicas -quienes estaban a favor de la esclavitud y quienes instaban por la causa abolicionista- desencadenó en la Guerra Civil de los Estados Unidos.
Aprovecho de recordar que Chile fue uno de los primeros países del mundo en abolir la esclavitud. En 1811 se decretó la "libertad de vientres y de paso", visionario avance legislativo que permitió que tanto los nacidos en territorio nacional como los extranjeros que pisaran el país, quedaran inmediatamente "libres". Doce años más tarde, durante la dirección gubernamental de Ramón Freire, se dictaría la "abolición de la esclavitud".
En resumen, se trata de un libro excepcional que "respira libertad". Y no hay quien mejor entienda el contenido de la libertad sino aquél que la ha perdido.
Nº de páginas: 272 págs.
Encuadernación: Rústica
Editorial: DeBolsillo
ISBN: 9789563251487
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